Para decir algo sobre Javier Contreras no puedo usar ni los 140 caracteres de Twitter ni el incómodo teclado virtual de mi cuenta en Instagram; Javier merece muchas más palabras, como las que siempre comparte: inteligentes, maduras, coherentes, inspiradoras, luminosas, generosas, divertidas y cultas. El no sabe ser otra cosa sino él mismo, Javier Contreras, curiosamente nunca en contra, más bien siempre con argumentos en favor del sur, de las epistemologías cercanas, de las que se sudan en la acción colectiva, las que miran al otro, las que revolucionan desde el amor y el arte. Y su trilogía «Pues si…» es el reflejo escénico de esa coherencia; desde el desnudo literal del cuerpo de sus ideas, hasta la erótica descripción de sus más íntimas danzas.
Primero, nos dejas conocer al ser humano y al poeta, expuestos, sin escenario más que las letras de tu delgado libro que a la imaginación humedece; te escuchamos y nos reconocemos tímidos ante tu descaro transparente. Y mientras lees, nos arrebatas la sonrisa con un final radical, doloroso por real, ocaso de lo carnal.
Después, expandes los límites de nuestra mirada con tus más de cincuenta años envueltos en esa danza platicada que ronda los parajes intelectuales de un ensayo sobre ti mismo y una cátedra sobre la libertad de las ideas. A partir de anécdotas que danzan con los genitales colgando como sólo alguien libre puede imaginar.
Entonces, te preguntas y nos preguntas si ¿declarar el amor es una acción política? y nosotros te respondemos con un silencio que le abre espacio a la imaginación social; y bajo el ritmo de tu plática danzada empatamos con tu discurso amoroso, que nunca obliga, que se posa enfrente con naturalidad; digna del mejor escenario, ese, en el que estamos juntos, en el que convergen las ideas; escenario de humanidades varias, teatralidades de la coincidencia. Y entonces te creemos cuando dices que tus testículos expuestos representan otro de tus gestos políticos de batalla.
Por último, volvemos a conversar, como si todos fuéramos la almohada que guarda el secreto de tus historias, las más diminutas, las calladas, tan tuyas. Tan nuestras. Como esos objetos que describen las semánticas del semen, las políticas del glande, las epistemologías del orgasmo, las teorías críticas del ser amante. Pero no, no piensen mal, pues ni de chiste Javier Contreras es un Don Juan, ni un héroe y mucho menos un bailarín. No le hace falta.
Gracias Javier por tanta inteligencia hecha danza y por expandir las posibilidades escénicas de la teoría sobre el amor y la ruptura.
Aquí les dejo un collage de «Pues si, no soy un bailarín (autorretrato en cueros de caballero solo de más de cincuenta años)»; «Pues si, no soy un héroe (sobre el amor, la confianza, la transparencia)» y Pues si, ni de lejos soy Don Juan (y a veces no se me ha parado)» presentado bajo el marco del IV Encuentro "La nueva sensibilidad" en La guarida del Coyote, en San Luis Potosí.
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