8 de diciembre de 2012

Eleno Guzmán: Escenarios invisibles | Día 7 | Diario de la Muestra Nacional de Teatro 2012


Les comparto la séptima de las 10 publicaciones de mi columna ESCENARIOS INVISIBLES que escribí dentro del Diario de la Muestra Nacional de Teatro que se llevó a cabo en San Luis Potosí del 9 al 17 de noviembre de 2012.

ESCENARIOS INVISIBLES  | Día 7
Eleno Guzmán Gutiérrez

¿Es posible lo nuevo en el teatro contemporáneo?

Lo nuevo, según Charles S. Peirce (EUA, 1839-1914) es “juntar lo que antes no estaba unido”*. Confieso que esta proposición pareciera expresada por un niño, sin embargo, se trata de una idea planteada por uno de los pensadores más complejos de los últimos tiempos; su sencillez me parece brutal y por tal razón la utilizaré para expresar algunas ideas sobre ciertos momentos de posible novedad en el teatro programado en la actual MNT.

Manual de cacería de Juan de Dios Rath
De lo presenciado hasta ahora, podría decir que el momento más potente en el que pude ver nuevas relaciones sígnicas, es el momento en el que Ariadna Medina en Manual de Cacería nos habló de aquel umbral. Ni siquiera recuerdo su texto, pero en mi memoria visual aquel umbral fue posible gracias al justificado encuentro entre el teatro y la tecnología. Una llama de luz vibrante se encendió alrededor de ella en el momento preciso. Y no es que se trate de poner signos disímiles en nuevas relaciones, lo importante en el ámbito de lo escénico es dotar de sentido dichas relaciones, para generar experiencias estéticas únicas en el espectador. En mi opinión, la potencia de esta acción radica justo en las múltiples posibilidades de lectura que permite. Otro momento en esta misma obra, es cuando aquel alacrán vivo, en manos de Juan de Dios Rath, se convierte en un video proyectado manualmente, para entonces andar por las cuatro paredes del escenario, en un trazo imposible, hasta desaparecer por la única fisura del techo, intacto. El alacrán ya no es aquel animal descrito como vulnerable, sino un animal que nos aterra a pesar de sólo ser la proyección de sí mismo.

Otros momentos, son ciertos cruces propuestos por el grupo Tequio de Tamaulipas en su Medea antes del viaje. Es evidente que estamos ante un trabajo convencional, pero son justo esas convenciones las que terminan siendo puestas en relación con signos actuales de las cuales emergen momentos de verdadera empatía. Es decir, la lejanía del texto cobra cercanía por su adaptación a las estéticas del narco norteño. Y quizá me refiero a la reunión de dos convenciones, pero es tan sugerente y acertado el cruce, que el interés se sostiene por el deseo de ver la resolución de la tragedia bajo este contexto. Y es el final, el que resulta inesperado y nuevo, pero no el final de la obra, sino, el momento en que los actores le dedican la obra a sus “amigos caídos”, que incluye la pérdida de quien intervino el vocho usado como escenografía. Jamás olvidaré el llanto a gritos de aquella señora en primera fila al momento de escuchar las palabras de Medea, digo, de aquella actriz narrando su propia tragedia.

Es posible entonces que lo nuevo no esté en los extremos, sino justo en el punto de encuentro, o bien, la puesta en relación de signos nunca antes unidos. ¿Será?

2 comentarios:

  1. Querido Eleno mil gracias por la mirada abierta, inteligente y generosa. Gracias también por publicar tus colaboraciones. Vistas en retrospectiva renuevan el gusto y la memoria.
    Un abrazo.
    Juan de Dios Rath.

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  2. Un placer querido Juan de Dios. Y gracias por tu comentario, siempre es bueno iniciar el año con palabras que estimulan el amor propio. Y claro, al final estas publicaciones son un regalo a la memoria, así como el registro de nuestro encuentro. Te abrazo y te deseo un gran año 2013!!

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